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sábado, 15 de marzo de 2014

Propaganda: creando la mente pública

" Truman: ¿Nada era real?  
Christof: Tú eras real. Por eso valía la pena verte. Escúchame Truman; ahí fuera no hay más verdad que la que hay en el mundo que he creado para ti. Las mismas mentiras, los mismos engaños... Pero en mi mundo tú no tienes nada que temer." - El Show de Truman (ver aquí)

Si "la propaganda es el brazo ejecutor del gobierno invisible" (pág.28), significa que hacer un análisis detallado de la propaganda nos dará la clave definitiva para escapar de la hiperrealidad. Comprenderla es de vital importancia para evitar ser manipulados.
A estas alturas del blog, el lector fiel ya debería ser capaz de identificar prácticamente cualquier tipo de propaganda, determinar sus intereses, su procedencia y sus objetivos. El libro "Propaganda" -leer aquí- de Edward Bernays, publicado en 1.928, nos será de gran utilidad para dar unas últimas pinceladas sobre los intrincados mecanismos del arte de la manipulación.
El término propaganda, como recalca Bernays, no se refiere a otra cosa más que el hecho de propagar una idea o doctrina. Desde este punto de vista, cualquier persona que defienda un tipo de pensamiento e intente convencer a los demás es un propagandista. Nuestros padres por ejemplo, son propagandistas natos. 
Aún así, siendo esto cierto, aquí no utilizaremos el término "propaganda" en su aspecto más amplio y lo redifiniremos como "el acto de poner a otras personas a tu servicio o bajo tu paraguas de intereses sin que éstas se percaten".
Las bases científicas en las que se asienta el funcionamiento de la propaganda son más simples de lo que uno podría imaginarse: 

1. La primera de ellas quedó bien ilustrada en el documental "El siglo del Individualismo"; Las masas son animales que hablan, son incapaces de pensar por sí mismas y se mueven motivadas puramente por impulsos irracionales. La manipulación de dichos impulsos irracionales permite conducirlas del mismo modo que un pastor puede conducir a las ovejas.
2. Existe una mente de grupo. El comportamiento del grupo es distinto al del individuo aislado y por lo general suele ser más predecible y fácil de controlar.
3. La mayoría de humanos son de naturaleza gregaria. El individuo casi siempre variará su comportamiento y su forma de "pensar" entorno a lo que hagan los demás. Este fenómeno se conoce también como Presión social.
4. En cada grupo social se establecen líderes a los que el resto idolatrarán. Lo que hagan y digan los miembros del grupo dependerá de ellos.
5. Principio de autoridad. Las masas tienden a someterse a una autoridad y nunca la cuestionan. Si lo hacen, es solo vagamente. No creen posible que ésta pueda estar actuando en su contra. La autoridad puede quedar encarnada en el líder de grupo, en los padres, los maestros, el Estado, los medios de comunicación...
6. Las masas nunca tienen ideas propias. Solo escogen entre las ideas que les ofrece el propagandista y se las hacen suyas para defenderlas a capa y espada. Todos sus pensamientos, que estarán guiados por impulsos irracionales, serán una mezcla de propaganda de aquí y allá.
7. Si el antiguo propagandista repetía equivocadamente algo hasta la saciedad esperando influir como por arte de magia sobre las masas (de ahí la vieja y desfasada frase "Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad"), la técnica principal del propagandista moderno consiste en crear las circunstancias adecuadas y/o focalizar la atención de las masas en las circunstancias adecuadas para obligarlas a aceptar aquello que el propagandista quiere ofrecerles: un producto, una doctrina política o religiosa, una guerra... Esta técnica se conoce popularmente como Problema - Reacción - Solución.  
Un ejemplo práctico: Si una farmacéutica pretende vender cosméticos, el primer paso será crear la circunstancia: "El envejecimiento es malo y feo". Una vez provocada la aversión del sujeto por el envejecimiento, el siguiente paso será ofrecerle una solución: los cosméticos. Otro ejemplo: Si el gobierno de los EE.UU pretende vender la guerra de Iraq a la población, lo primero que hará es crear la circunstancia: un atentado terrorista contra las torres gemelas perpetrado por yihaidistas. Provocada la reacción en el sujeto, el siguiente paso será ofrecerle la solución: invadir los países de origen de dichos yihaidistas. Un último ejemplo: si la élite pretende venderte un Gobierno Mundial, el primer paso será crear la circunstancia: "la guerra de Iraq es algo horrible y está basada en mentiras". Una vez provocada la aversión del sujeto por Bush y el imperialismo, el siguiente paso será proponer la solución a la guerra: Un Gobierno Mundial.

Todo nuestro entorno ha sido fabricado y diseñado al más mínimo detalle para mantenernos controlados. Prácticamente todo lo que conocemos y nos rodea es propaganda. 
Si miro en retrospectiva Ciberpensadores, veo ahora con claridad como unas tres cuartas partes de su contenido son propaganda indirecta. Yo no era verdaderamente consciente de que mis entradas eran propaganda cuando las publicaba, simplemente estaba bajo sus efectos, manipulado. Esto fue así especialmente hasta la llegada del artículo "La Trampa Zeitgeist", que marca un punto de inflexión. Claro está, fueron errores inevitables y necesarios para llegar a donde me encuentro ahora. Y si ahora me hallo todavía bajo los efectos de algún tipo de propaganda, no podré saberlo hasta que no recopile más información.
El mismo libro de Bernays, de hecho, es propaganda. Bernays publica el libro por las mismas razones que él te expone; la creencia entre la población de que existen métodos siniestros de control a través del inconsciente de las personas podría aumentar la desconfianza de los consumidores respecto a las empresas o de los votantes respecto a la política. Por lo tanto las empresas o los políticos deben ser transparentes y abrirse al público en cuanto a sus métodos para disipar tales temores. Bernays es sincero y en ningún momento miente, solo focaliza la atención del lector en la propaganda del mundo empresarial y de la política, evitando entrar en aquellos detalles que podrían resultar perjudiciales. La parte más interesante y valiosa de la obra son los cuatro primeros capítulos, precisamente por ser introductorios.
Tanto el libro como los "reveladores" documentales que circulan acerca de la publicidad de las corporaciones, las campañas políticas, etc. muestran una imagen muy sesgada de la propaganda, que en realidad abarca cualquier aspecto de nuestras vidas. Han contribuido a expandir esta imagen parcial de las relaciones públicas y la han convertido en algo absolutamente cotidiano; hoy en día Relaciones Públicas es una carrera universitaria y todo el mundo las aplica ya inconscientemente en redes sociales, en Youtube o en el día a día; aún sin comprender su funcionamiento ni su significado, solamente por imitación.
Es gracioso ver como la propia reseña del libro está escrita a modo de propaganda por un propagandista que pretende desvincular su imagen del arte de la manipulación: Noam Chomsky (seguramente ni siquiera ese sea su nombre real). Si algo permite la propaganda, es reírte de la gente en sus narices sin que se  den cuenta. Y no solo no se darán cuenta sino que reirán contigo.
Todos tus ídolos, tus películas favoritas, música, creencias, ideales, frases célebres, deportes, obras de teatro, tu forma de vestir, de hablar... son producto de la propaganda. Absolutamente nadie ni nada es famoso por casualidad. Ya sea Platón, Voltaire, el movimiento del escepticismo, Punset, Stephen Hawkings, un youtuber o Brad Pitt. Es sencillo: si algo es considerablemente famoso es propaganda. No existen líderes buenos y malos. 

Da igual que tengas "la capacidad intelectual de Einstein", que seas capaz de diseñar aviones hipersónicos que vuelen a velocidades 6 Mach, que seas capaz de demostrar el teorema de Fermat o que seas Premio Nobel de Medicina. Si no comprendes las bases y mecanismos de la propaganda y continúas moviéndote por impulsos, quedarás relegado al nivel de un niño, al nivel de un analfabeto de los barrios más pobres. Serás tan controlable y tan infantil como cualquier otro.
Como bien ilustra el libro "Un Mundo Feliz", el mayor logro de la propaganda del siglo XX fue el de hacer creer a los esclavos que son "libres": ¿O acaso existe mejor esclavo que aquél que cree no serlo?


          Ver "El Show de Truman" aquí.

Calbert

Vea también: "El siglo del individualismo", "Breve historia de la propaganda", "El fenómeno de la hiperrealidad", "La Presión Social".
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